Se dice que «el carácter es el sello que nos identifica y diferencia de nuestros semejantes, producto del aprendizaje social.». Esto nos hace pensar que somos personas únicas que poseemos un conjunto de reacciones y hábitos de comportamiento único que a lo largo de nuestras vidas hemos adquirido.
El carácter de una persona influye mucho en el estudio, en el trabajo y en la vida diaria, o lo facilita o lo dificulta. Es importante que las personas conozcan su carácter. Que conozcan sus puntos fuertes y débiles, para que puedan saber qué pueden esperar de ellos. Y también, cómo deben ayudarse y estimularse en la vida.
El nervioso:
…cambia continuamente de intereses y de ocupación. Este tipo de carácter se entusiasma con lo nuevo, pero este sólo busca de ello lo que es práctico, le falta orden, disciplina y perseverancia en las cosas. Tiene una voluntad débil, es inestable, sociable, cariñoso y extrovertido. En cuanto a su inteligencia, le cuesta la comprensión, la memorización y el razonamiento lógico de las cosas. Es perezoso, distraído. Trabaja solamente cuando la tarea coincide con sus intereses momentáneos.
El sentimental:
…es muy sensible, tímido, pesimista. El busca el aislamiento y la soledad. Es rencoroso, difícil de reconciliar. Se desmoraliza rápidamente. Es inseguro. En el trabajo es lento e indeciso. En cuanto a su inteligencia: es reflexivo, se centra en los objetos es muy abstraído. Le gusta hacer las cosas bien, pero se desalienta pronto ante las dificultades. Tiene problemas para adaptarse a cosas nuevas.
El colérico:
…siempre vive ocupado en cosas. Es un atrevido para hacer cosas nuevas. Debido a sus arrebatos, improvisa, se precipita, despilfarra energía y cae en la
dispersión. Abandona las cosas cuando aparece algún peligro. Es un extrovertido. En cuanto a su inteligencia: le gustan las cosas concretas, inmediatas, y técnicas. Comprende con rapidez y es bueno para improvisar. Se tensiona fácilmente.
No le gusta sintetizar las cosas. Posee una escasa capacidad para adquirir nuevos conocimientos. Es poco disciplinado en su trabajo. Le gusta el trabajo en equipo individual. Cambia frecuentemente de actividad y no termina lo que empezó.
El apasionado:
…posee una gran memoria e imaginación. Tiene una gran capacidad de trabajo. Vive siempre ocupado. Tiene afición al estudio y le gusta todo tipo de tareas. Prefiere trabajar sólo. Estudia de forma ordenada y metódica. Se destaca en lectura, historia, redacción y matemáticas. Le interesa lo social, lo religioso y político.
El materialista:
…es muy poco sensible. Sólo le mueven los resultados a corto plazo. Tiene tendencia a mentir para conseguir lo que quiere. Es cerebral. Piensa todo fríamente. Es optimista, social y extrovertido. Es curioso. Le gusta tocar todo. Se adapta bien a cualquier ambiente. Aunque es trabajador, se deja llevar por la superficialidad y la chapucería.
El flemático:
…es reposado y tranquilo. Es reflexivo y callado Es muy ordenado. Le gusta trabajar solo. Es puntual y se preocupa por la exactitud de todas las cosas. La inteligencia del flemático es lenta, pero profunda. Tiene una buena aptitud para comprender lo esencial de las cosas. Es dócil y metódico.
El amorfo:
…es perezoso. Su vida es dormir y comer. Es poco original, se deja llevar por el ambiente. Es despilfarrador, impuntual y carece de entusiasmo. Es social y extrovertido. Razona con mucha lentitud y analiza las cosas de forma superficial. Huye de cualquier esfuerzo. Suele aplazar las tareas. Es torpe y desordenado.
El apático:
…es cerrado en sí mismo. Es melancólico. Es irreconocible y testarudo. Es perezoso. Rutinario. Pasivo e indiferente. Carece de estimulo y actividad. Es un pobre de
Todos estos rasgos caracterológicos son puntos de referencia. No podemos etiquetar la personalidad humana, como si cada uno de ellos no evolucionara con el tiempo o no tuviera nada propio. No se puede confundir lo psicológico con lo moral clasificando a las personas en «buenos» y «malos». Con sabiduría podemos ayudarlos a crecer positivamente en sus características.
¡Los únicos que somos!
Bajo varias circunstancias nos damos cuenta de lo verdaderamente únicos somos cada uno de nosotros. Las moléculas de ADN pueden unirse en una gama de números difíciles de entender.
El número 102,400,000,000.
Esta es la probabilidad de encontrar alguien parecido a mí. Si escribiera ese número con cada cero, ¡necesitaría una tira de papel de dos centímetros de ancho por 59,544 kilómetros de largo.
2. Quiénes somos – desde el punto de vista de la Biblia
Las cosas que sabemos:
a. Sabemos que, en tiempos Bíblicos, la iglesia es llamada –
b. Sabemos que la iglesia es –
c. Sabemos que los miembros de la iglesia son llamados –
d. Sabemos que la iglesia local tiene –
e. Sabemos que Cristo-
Cristo como la Cabeza y la iglesia como el cuerpo de Cristo revelan el propósito presente de Dios. A esta figura le daremos consideración aparte y más detallada un poco más adelante.